En la ciudad méxicana de León, en el estado de Guanajuato, existe un restaurante con ese nombre, que rinde homenaje, a los toreros fallecidos en acto de servicio en las plazas mexicanas y españolas. Las mesas son las lápidas de sus tumbas, donde viene reflejada la fecha de nacimiento, la fecha del deceso, el nombre del morlaco que lo empitonó, y la plaza de toros donde pegó su último y definitivo capotazo.
En una pared, el listado de los toreros mexicanos, en el otro , el listado de los españoles. En la zona alta una colección de cabezotas disecadas, con unos cuernos tan grandes, que como en un temblor, alguna se venga abajo, algún camarero o cliente terminará empitonado sin haber siquiera tomado la alternativa.
También hay carteles de feria, fotos de grandes faenas, toreros haciendo el paseíllo y una interesante colección de trajes de luces -algunas de ellas fundidas- en varios de los colores más característicos.
Pero este no es un lugar para el recogimiento, sino más bien todo lo contrario. Los meseros se convierten en improvisados animadores, que intentarán siempre sorprender al visitante. En cualquier momento puede aparecer un toro acompañado de su vaca, a los que hay que torear.
Los mariachis animan con su canciones, y en las pantallas, de forma continuada, ofrecen videos de humor para completar una velada divertida, acompañado de platillos típicos mexicanos, y todo el tequila que te puedas tomar.
En la fotografía una turista tomando su alternativa, y otro sufriendo un intento de violación por parte del toro. Este local bien merece una visita, por la atención de su personal y por su originalidad.
A mi los toros no me gustan, pero lo pase genial.
Hay que ver que buen gusto el que se gasta el torito ¡eh! y como lo disfruta el turista jajajaja te traes tu jale no? muy buena foto y la verdad que dan ganas de tener mucho real para ir de visita.
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