Cuando veo esta foto que tomé a traición en Pamplona, no puedo evitar empatizar con el señor de la boina. ¿Qué recuerdos tendrá de esa calle sesenta o setenta años antes? ¿Qué pensará de los que le miramos?
¿Cuántas veces habrá corrido ese señor los San Fermines? ¿Estará recordando a su primera novia? ¿Quizás esté pensando en el próximo partido del Osasuna contra el Real Madrid?
Cuando veo esa foto, siempre me pregunto la cantidad de recuerdos que se pueden guardar debajo de una boina y lo calentitos que se han de conservar...
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