Esta mañana clara de marzo, en un alarde de generosidad hacia mis lectores/as, quiero dar en el gusto a Susana, una seguidora de Perú, que me motiva a mostrar mis collages diciéndome lo mucho que le gustan.
Mi mini-yo, se engrandece cuando le dicen esas cosas, ya que, el fin de todo artista es que se le reconozca y valore su obra.
Este collage que hoy exhibo representa el "mini-yo" que cada uno llevamos dentro, a veces un artista, en otras un asesino en serie, o en otras un torero frustrado que pinchó toda su vida en hueso.
En el fondo, lo que todos somos y lo que realmente soñábamos ser, no se parece en nada, y ese "mini-yo" nos recome la conciencia como un Pepito Grillo envenenado lentamente con cicuta.
La vida, como dice mi padre en ocasiones, no es vida es un bidón.
Lo que nunca me ha llegado a decir mi progenitor (esta palabra me gusta) es el contenido del bidón. No sé si será mejor no preguntárselo.
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