La vida se está convirtiendo en un querer y no poder. Quién nos lo iba a decir a nosotros hace tan sólo unos años. Llegó un momento en el que nos creíamos los reyes del mambo, los Masters del Universo o primos lejanos del Sr.Murdoch, y unos pocos años después, desgraciadamente, comprobamos con desesperación cómo la vida es un sueño y los sueños, sueños son.
Soñamos con no perder el trabajo, con pagar las deudas, con la vecina del quinto piso, pero, sobre todo, soñamos con un guapo y deseado comentarista de televisión que salga en nuestra pantalla diciendo "Se confirma la noticia desde Wall Street: ¡la crisis económica más dura de todos los tiempos ha concluido!" Qué bonito es soñar. Ahora todo es un querer y no poder. Vivimos en un estado de ansiedad permanente, donde de nuestra boca salen continuamente las frases de moda: no he tenido tiempo, no he podido, ¡ya quisiera yo!
Con esas palabras mágicas que sustituyen al antiguo y casi olvidado abracadabra, nos justificamos todo aquello que nos supone un esfuerzo a la hora de mejorar y reconducir nuestra estresada existencia, es decir, con un "no he tenido tiempo": no hacemos deporte, no estudiamos inglés, no leemos un libro, no vamos al cine con nuestros hijos, no visitamos a nuestra abuela, no vemos una exposición de arte contemporáneo, no comemos fruta... La frase: "no tengo tiempo" es el salvoconducto que nos facilita la comodidad, pero que, del mismo modo, nos conduce a una zozobra personal, de la que en ocasiones ya no sabemos o no podemos salir.
¿Se han parado a pensar en la cantidad de instantes, de minutos, de horas, de sensaciones, de experiencias, de situaciones que podemos vivir en un día? ¿Alguna vez tuvieron que hablar dos minutos delante de un micrófono en la radio o en la televisión? ¿Alguna vez tuvieron que dar una conferencia de treinta minutos delante de un gran número de personas? ¿Alguna vez se plantearon que la derrota o la mayor victoria se decide, en ocasiones, tan sólo por unas décimas de segundo? Por tanto, si solamente un segundo puede decidir cosas tan importantes: ¿Por qué derrochamos tantos millones de segundos que bien empleados nos podrían cambiar la vida?
Soy de los que piensan que lo que somos, en realidad, es lo que hemos decidido ser. Soy de los que piensan que las personas podemos alcanzar todas las metas que nos planteemos. No resumamos nuestra vida en un triste "querer y no poder".
Adoptemos como lema el "yo puedo" sabiendo que la vida no es un sprint, sino una carrera de fondo. La sociedad actual nos arrastra, inconscientemente, hacia la inmediatez y, no nos engañemos, todo lo inmediato es fugaz; lo verdaderamente valioso en la vida no se consigue al azar, sino aplicando grandes dosis de sentido común, constancia y sacrificio.
Dejemos atrás el querer y no poder y cambiémoslo por algo más positivo:
¡Si quieres, puedes!
Es un cambio por demas complicado jose, por que bien se puede decir que juega un papel importante el estilo de vida que cada uno lleva, la manera en como vemos las cosas pero de seguro que cambiando ciertos vicios podremos hacer de nuestro diario vivir algo mas llevadero y productivo.
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