martes, 18 de agosto de 2020
Pastor en Galicia
Estoy en Segán, provincia de Lugo. Llevo varios días gallegueando. En Galicia soy más gallego que los gallegos. Como pan de maíz, caldo gallego con unto, pulpo con cachelos, empanada de bacalao con pasas, tarta de Santiago y bebo vino mencía y licor café como si no hubiera un mañana. Ah!… y me baño en el Miño. De media camino doce kilómetros al día. Y, para mi gozo, la temperatura acompaña. Atrás queda el infernal verano murciano, el virus, y todo un catálogo de problemas cotidianos que esperan ansiosamente mi regreso.
Me acompañan en la mesa Ana María y mi tía Carmen que, mientras yo escribo esto, colorean láminas de la Hello Kitty y de un niño al que su perro le lame la cara.
Anoche Uma, la perra de mi primo Javi, se perdió. Quiso continuar su paseo nocturno siguiendo el rastro de algún conejo, o de algún corzo, y mi primo se cansó de esperar y se volvió a casa dejando la puerta de la finca entreabierta. Ya casi a la hora de acostarnos un vecino trajo a la perra por la puerta delantera de la casa. La perra al entrar por la cocina sintió pánico. Nunca antes había osado entrar a la cocina y se sintió desubicada. Creo que debió de confundir la cocina con una clínica veterinaria. Todo fue llegar mi primo y la perra se calmó.
Ayer me bañé en el embalse de Belesar, rodeado de viñedos, en el más absoluto silencio. Creo que, en ese momento, era única persona que se bañaba en el río en varios kilómetros a la redonda. Y no lo entiendo, porque no hay pirañas, y el baño es un espectáculo digno del National Geographic.
Durante mis caminatas, observo a los lugareños en su devenir diario. Pareciera que las mujeres llevan la delantera de las tareas domésticas, agrícolas y ganaderas. No paran en todo el día, inclusive las mujeres de más edad. Algunas con noventa años trabajan más duro que algunos mozos de dieciocho. Son de otra madera —dicen. Madera de carballo.
Los vecinos de la parroquia de Segán me ven tan aclimatado que hasta me han ofrecido un trabajo como pastor. No les miento si les digo que me lo estoy pensando…
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Te creo. En lo de que te estás pensado lo del trabajo de pastor, quiero decir. La cosa es atreverse a buscar la felicidad donde están las cosas sencillas, que es donde suele encontrarse.
ResponderEliminarQué rico relato galleguesco.
ResponderEliminarUn gusto leerte.
Es que Galicia es mucha Galicia. De pastor estarías feliz. Besos.
ResponderEliminarMe alegra saber que te lo has pasado bien.
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