miércoles, 1 de diciembre de 2021

Éxito

Hoy acaricio el éxito. Percibo y disfruto su presencia con todos mis sentidos. Mi alegría se desborda y siento la necesidad de embridarla, de echarle el freno, para que no se convierta en arrogancia ni en imprudencia. El éxito desmedido ofende. Unos ganan y otros pierden, y hoy me ha tocado ganar. Mientras lo disfruto pienso en el camino recorrido, en el esfuerzo desplegado por todo mi equipo, en los errores cometidos, en el tiempo bien invertido y en el tiempo desaprovechado, en todas y cada una de las pequeñas decisiones que me han conducido hasta aquí. Siento la obligación de teorizar sobre mi éxito, de entenderlo, de valorarlo, de contextualizarlo, y, sobre todo, de relativizarlo para poder explicarlo y compartirlo. Siempre he creído que lo díficil no es alcanzar el éxito, lo difícil es saber convivir con él. Gestionar el éxito es tan complicado como gestionar la derrota, pero, a diferencia de esta última, el éxito es un bonito lugar para quedarse. Sin duda, merece la pena intentarlo. A lo largo de los años, he encontrado un común denominador entre personas que lo han alcanzado: tenían muchas ganas de lograrlo. Por encima de todo, para tener éxito hay que querer.

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