lunes, 20 de noviembre de 2017

La tanga desechable


No sé ustedes, pero yo, a largo de mi dilatada, y no menos ajetreada vida, me he tenido que embutir varias veces dentro de una tanga desechable. He dudado sobre si usar el masculino o el femenino para referirme a esa prenda tan intima, y al final he declinado el uso del masculino del mismo modo que la mayoría de los hombres declinamos usar la prenda. Pero claro, una cosa es la tanga normal, o erótico festiva, y otra bien distinta es esa horrenda y bochornosa de uso desechable.
Para su información, les diré que, bajo mi parecer, la tanga desechable es la prenda más patética del firmamento de la indumentaria. Es meterte esa cosa por las piernas -ruego no intenten ponérsela por ningún otro sitio- y se te queda una cara de gilipollas que no hay dios que te la quite. Es importante, muy importante, sumamente importante, que no se miren al espejo durante semejante trance ya que la imagen proyectada les podría ocasionar graves lesiones psicológicas que luego serían difíciles de acreditar ante el jurado forense que les tuviera que valorar en el hipotético caso en el que ustedes sopesaran la posibilidad de pedir una indemnización al fabricante. (Respiren por favor) De cualquier forma les aconsejaría que no lo intentaran ya que la mayoría son chinos y litigar contra una empresa china desde España es misión imposible.
Tengo constancia de que un señor que dirigía una sucursal bancaria -antes de la crisis crediticia que asoló el planeta- fue a un spa con una de sus amantes y al verse en el espejo con la tanga se arrojó por la ventana de un sexto piso y quedó en el suelo hecho un whopper sin queso poco hecho. Aún se estudia el caso, ya que algunos achacan el suicidio a la tanga desechable y otros a la repentina quiebra de Lehman Brothers.
Soy de los que opina que la tanga desechable debería estar prohibida por la Organización Mundial de la Salud. Para que lo entiendan: imagínense por un momento a Mariano Rajoy, o a Carles Puigdemont con semejante atuendo. O imagínense, para no ir más lejos, a este que les escribe luciendo uno de estos artefactos inventados por el primo hermano de Belcebú. 
Si la vida, ya de por sí, nos juega malas pasadas, lo peor de lo peor es verte en la tesitura de ponerte una tanga desechable. 
La masajista tailandesa que me asignaron, al ver cómo me desprendía del albornoz, ha renegado del ayurveda, ha salido en estampida del spa, y ha pedido asilo político en el restaurante chino de la esquina.
Y es que no es para menos…

13 comentarios:

  1. Ayyyy ayyy ayyyy!!! Mi querido! Lo bien que me ha hecho entrar a tu magnífico espacio de letras hoy.
    No puedo parar de reírme. Imagino a Rajoy...Noooo!!! Me da una mezcla de risa, piedad y desagrado total.
    Pero si imagino a Puigdemont...bueno...pues...no sé...Lo cierto es que mi imaginación suele ser extremadamente fantasiosa. En todo caso, prefiero imaginar a Emanuel Macron...sin pensar en la reforma laboral que quiere implementar en su país, obvio.
    Por las dudas, a vos ni se me ocurriría imaginarte. Adoro tus escritos y prefiero eso a imaginarte en tanga. Jajajajaj
    Un abrazo amigo, gracias por este momento de risas

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  2. No conocía esa prenda en su versión desechable, ni sé en qué se diferencia de la que no lo es. En cualquier caso tu entrada ha sido de lo más divertida.
    Un abrazo.

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  3. Jjajajaja me has hecho reir hoy con tu texto, me ha resultado muy divertido jajajaaj.

    Besos.

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  4. Jajajaja te he imaginado, eh? Jajajajajajaja

    Saludos =)))

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  5. Es de noche y llueve a torrentes afuera
    me sonrio...
    buen texto compañero

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  6. Cómico ha de ser, jajaja. Pero no las conozco.
    Abrazo.

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  7. Jajajajaja, las primeras mil veces tienes esas sensaciones, cuando ya te los as puesto mil una, empieza a verte un poco mejor.

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  8. jajjajajaajjaja...

    ¡Qué cosas te pasan José!

    Abrazos... Y cuídate para la próxima!

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  9. Hola Jose, mee paso por tu blog por recomendación de Lu, y no me arrepiento. Me he echado una buenas risas, visualizando las peripecias del poratado del susudicho tanga.

    Pero sólo con ver la foto, me río. Como alguien pretende estar sexy con semejante cosa. Ahora, el remate bordadito le da un no se qué...¿de bayeta? Ja, ja.

    Gracias por el buen rato.

    Un beso,

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  10. Por aquí le dicen la narigona, y no hay peor espectáculo, así se goce de una atlética anatomía, que llevar la tanga que describes con un humor quintaesenciado. Yo prefiero una pantaloneta, ante la hilarante tanga. Un abrazo. Carlos

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  11. Empiezo la mañana con risas, gracias a ti. Besitos.

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  12. Siempre he pensado que tanga era palabra masculina.
    ¿Y qué utilidad tiene dicha prenda? ¿Para qué te la has puesto?
    Gracias por la información, prefiero vestirme de Adán, como se decía antes pudorosamente.
    ¡Viva la desnudez!

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  13. Muy simpático tu relato!!

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