lunes, 29 de octubre de 2018

Guerra bacteriológica


Para ponerles en antecedentes, les diré que vuelo desde Dusseldorf hacia Kiev en un avión de bandera ucraniana. Ni que decir tiene que la mayoría del pasaje son ucranianos. Excepto yo, y algún que otro perdido de la cabeza como yo. No pretendo tampoco describirles a todos y cada uno de los sufridos pasajeros que volamos hacia Kiev, pero sí quiero que sean conocedores de una hipótesis que me he visto obligado a desarrollar en base a los extraños sucesos acaecidos  durante las dos primeras horas de este vuelo, por lo que me he reservado la tercera para escribirles toda la base argumental de este estudio geoestratégico de colosal trascendencia, en el que me he visto inmerso sin comerlo ni beberlo. 
Supongo — y si no se lo digo yo—, que son conocedores del conflicto que mantienen en la actualidad Ucrania y Rusia. Quiero aclarar antes de entrar en detalles, que no pretendo posicionarme con ninguno de los dos bandos en litigio; tan sólo les escribo en mi calidad de observador internacional, estatus que me confiero por el hecho de volar más que los albatros en época de apareamiento. 
Lo que voy a describirles es de suma importancia: creo que los ucranianos no son conocedores de que están siendo sometidos a una silenciosa pero efectiva guerra bacteriológica. Y se estarán preguntando: ¿Cómo ha llegado este tipejo, que vende champú, a semejante conclusión? Pues, qué quieren que les diga, para algo me habrán servido mis veinte años de vuelos transoceánicos y por la otra mitad del mundo que no los tiene. 
En mi vida, léanlo bien, por favor: En mi larga vida como sufridor aeroportuario he visto nunca a tanta gente cagar dentro de un avión. Durante el vuelo, ha habido un momento dónde pensaba que las bodegas se iban a saturar de mierda y que iban a poner el típico cartel de averiado que ponen en las discotecas cuando se rompe la cisterna, pero no. Ya queda poco para que aterricemos en Kiev y siguen cagando como los ángeles benditos. Por ponerles un ejemplo, he visto a un señor orondo con barba que bien podría pasar por un oso en cualquier circo y los niños no se darían cuenta del engaño —cosa que estaría bien vista por los animalistas, pero no tanto por los de los derechos humanos—, pues ese señorón ha cagado lo menos tres veces. Lo curioso, es que lo hacen con cara de felicidad, no con el típico gesto del que va apretando el culo para no irse de vareta; estos van a cagar con estilo, sin prisas, y sin perder la compostura en la fila; una fila que no ha cesado en ningún momento desde que nos dieron permiso para quitarnos el cinturón, aún sobre los cielos contaminados de Dusseldorf.
La bacteria, en cuestión, les debe estar dejando los intestinos más limpios que un jaspe. Creo que voy a completar mi investigación indagando sobre la evolución del consumo de papel higiénico en Ucrania en los tres últimos años, hecho este que podría confirmar mis pesquisas. 
Ya han dado el aviso, por la megafonía del avión, de que vamos a aterrizar, y es ahí cuando ha cundido el pánico entre los diez o doce pasajeros que aún esperaban para aliviarse.
Les dejo, que esto me huele mal…


17 comentarios:

  1. La verdad es que no huele muy bien el asunto.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Desde luego tus análisis son muy científicos...
    Salu2 ucranianos.

    ResponderEliminar
  3. Hola Jose , y como tú dices nunca mejor dicho , ya que si esa bacteria a infectado a tanta gente , ya veremos como termia tú investigación , te deseo una feliz noche besos de flor.

    ResponderEliminar
  4. Escatológica investigación. Ufa, voy afuera a respirar.
    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Una buena observación aunque algo olorosa y mareante para un vuelo.
    Un feliz día santoral.

    ResponderEliminar
  6. jajaja corre!! corre que te agarra la bacteria!

    ResponderEliminar
  7. Una buena investigación.
    Qué respiro aterrizar!!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Ahora que he regresado y te leo me alegra de no haberlo hecho antes de tomar mi vuelo. ¡Es que me hubiera quedado todo el tiempo contabilizando las personas que pasaran hacia el baño, a ver si en una de esas también andan desparramando bacterias en los vuelos de Aerolíneas Argentinas!
    Imagino que durante tu investigación habrás pasado todo el tiempo oliendo algún champú de los que vendes,
    Jaaja qué ocurrente!!
    Abrazo

    ResponderEliminar
  9. Um texto hilariante 😁 para se ler com o nariz bem tapado 🤢🤢🤢

    Bom Fim-de-semana
    Beijinhos
    MARIAZITA / A CASA DA MARIQUINHAS

    ResponderEliminar
  10. Ja ja ja, ya los estaba visualizando en la cola del baño.
    Qué miedo!!! y seguramente ni se lavarán las manos, ja ja ja.
    Buen finde y un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Madre mía, qué historia.
    Ese váter debía tener una aroma "insondable", para el próximo huelo, digo vuelo, podías investigar que han comido, duración del alivio y si los hay repetidores contumaces como el hombre oso.

    Muy divertido y escatólogico tu vuelo.

    Un beso,

    ResponderEliminar
  12. De lo que no cabe duda es de que tienes un amplio conocimiento de toda esa zona del mundo :))))

    Y yo, desde luego, viajar viajar por esos lares, ¡va a ser que no!

    Entretenido como siempre.

    Saludos José.

    ResponderEliminar
  13. Qué forma más extraña de entretenerse durante un vuelo...

    Saludos,

    J.

    ResponderEliminar