sábado, 6 de junio de 2020

Escultura sociedad


Tocando con los dedos la fase tres, vuelvo a escuchar sobre mi cabeza el zumbido de los aviones como prueba evidente de que se acerca la tan anunciada nueva normalidad. 
Les contaré que en un rincón de mi patio languidece una de mis viejas esculturas. En un rincón intrascendente en el que apenas nadie repara. Sin embargo hoy, en el desayuno, su contemplación me ha ayudado a reflexionar. 
Aunque no lo aparente, su aspecto sencillo encierra en una enorme complejidad, y su meditada contemplación me ha vuelto a ofrecer grandes respuestas. 
Tal vez por ello, he pensado que la sociedad es como mi vieja escultura. Fíjense: formada por dos elementos visibles y dos invisibles. Acero galvanizado y madera. Soldadura que da forma al cuerpo principal. Pegamento, que une ambas partes, y el cemento que, en su interior, desequilibra el inmóvil equilibrio de la pieza. 
La sociedad-escultura está formada por distintos materiales sustancialmente contrapuestos. Materiales enfrentados por su composición y por su ductilidad. Materiales de diversa naturaleza y apariencia. Materiales que, pese a su contundencia, necesitan de otros materiales para encontrar su propia estabilidad. 
Los distintos materiales de la sociedad luchan encarecidamente por imponerse, por uniformizar. Lo mismo que sucede con una plaga forestal o con un virus. Todos, en mayor o menor medida, pretendemos replicar la forma de pensar que conforma nuestro material social, nuestro magma. 
Mi escultura olvidada no sería lo que es sin el pegamento invisible que le da forma. No sería lo que es sin el cemento que, amontonado en una de sus esquinas oxidadas, le aporta el frágil equilibrio que le caracteriza. 
La sociedad bajo presión, convulsionada, intoxicada, tiende a buscar una nueva forma. Los materiales sociales luchan por imponerse unos sobre otros. Y en esa eterna confrontación entre palomas y halcones, entre la fuerza y la razón, surge la importancia del pegamento, del hilo que hilvane diferentes géneros, de la soldadura, de la parte silenciosa e invisible que aporta el equilibrio social. Hay materiales que equivocan su naturaleza y desaparecen engullidos por los materiales imperantes; sin embargo, hay materiales que sabedores de su humildad, pero al mismo tiempo de su trascendencia, unen y engrasan, suavizan y atemperan, calman y alivian.  
Mi primera exposición de esculturas, que se llevó a cabo en el Colegio Mayor Azarbe, de la Universidad de Murcia, llevaba por título “Democracia Escultórica” tal vez, sin saberlo, encerraba en sí misma un nombre premonitorio. 
Tanto mis esculturas como yo mismo, siempre hemos demandado: libertad, democracia y respeto. 
Los radicalismos no conducen a nada. O conducen a lo peor. Abogo por la moderación.

7 comentarios:

  1. Gran reflexión, a partir de tu obra eacultórica. Ojalá que logremos construir una sociedad amable, con un buen pegamento y encontremos el equilibrio deseado...
    Un abrazo.

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  2. Vaya, no te imaginaba entregado a la escultura. Te felicito. Yo no paso de ser un mirón de ese gran arte. Por otra parte, tienes razón en buscar analogías sociales y políticas con la escultura. Vamos cada vez a un choque de materias o de materiales, ya no sé bien ni de qué estamos hecho. Pero si estamos hecho de diálogo, intención constructiva y capacidad de entendimiento y superación la estatua social del futuro será grande. Si por el contrario nos domina la negación de los otros, nos acoplamos al odio y negamos la pluralidad de pensamiento y de acción, estaremos levantando una penosa estatua que tendrá también los pies de barro, sin duda, pero que puede causar dolor y rabia.

    Un saludo.

    NB. Un enlace por si le ves interés:

    http://eltaklamakan.blogspot.com/

    Salud siempre.

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  3. Las vueltas a la cabeza que te obligaría la escultura a darle para diseñarla, te las devuelve inspirándote para razonar sobre el momento histórico que estamos soportando.
    Un abrazo.

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  4. Muy bonita la escultura. Pero ¿donde están los halcones y las palomas?
    Perdóname, sigo fatal. Y la culpa no es del confinamineto.
    Saludos.

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  5. Buena reflexión a partir de algo muy tuyo. La sociedad no es nada sin nosotros y nosotros somos partes inorgánicas e incompletas fuera de ella, apenas sobrevivientes. Un abrazo

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  6. Por esa formación a partir de materiales disimiles es que cuando algo ocurre en una sociedad, los que más salen dañados son siempre los materiales menos preparados, los más expuestos, los más alejados del centro (del calor, o del interés).

    Saludos,

    J.

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