Tengo que reconocer mi ignorancia. No pretendo dármelas de erudito de supermercado. Hasta este momento, cuando escuchaba Islas Feroe, me venían únicamente a la cabeza las palizas que su selección nacional de fútbol recibía -y aún recibe sin piedad- la mayoría de las veces que se enfrentaba a otra. Pero no es el fútbol lo que me ha motivado a escribir, es el bacalao de la fotografía.
Mi cuñado Josiño, como le decimos todos cariñosamente, me ha regalado ese hermoso bacalao. Lo ha traído su madre en el tren desde Galicia, donde las reminiscencias vikingas y celtas hacen que el bacalao del norte de Europa sea considerado como algo extraordinario. Y lo es.
Una vez sacado de su embalaje, lo he puesto a remojo. Posteriormente -según me han instruído-, le iré cambiando el agua varias veces, hasta que dentro de dos días, lo saque, lo seque, lo haga trocitos a mi gusto y lo meta al congelador, para darle uso en diferentes platos.
A mí me gusta al horno con cebollita al estilo portugués. También esta riquísimo frito con tomate y pimientos de bola al estilo murciano. Hay cientos de recetas, para darle un uso adecuado a ese increíble viaje que, sin querer, realizó este bacalao desde que un feroés lo sacara del mar,lo preparara en una factoría de Streymoy, allí lo vendiera a una empresa de Pontevedra, lo comprara Pepita y lo trajera en tren hasta Murcia.
Me ha dejado intrigado este viaje del bacalao hasta mi casa. Por lo que he decidido investigar más sobre las Islas Feroe. Para ello, nada mejor que la Wikipedia. He descubierto que las islas principales son dieciocho, de las cuales, sólo una de ellas no está habitada. Me ha llamado terriblemente la atención una de ellas: Koltur que en feroés significa potro.
Esta isla no es especialmente grande, tan sólo tiene 2,5 km cuadrados, ni es especialmente bella. Lo que me ha resultado sorprendente es que solamente cuenta con dos habitantes: el señor y la señora Patursson.
Para poder tomar contacto con el exterior, el matrimonio recibe dos o tres veces por semana la visita de un helicoptero-taxi que les trasporta víveres y les acerca al mundo.
¿Cómo vivirán los dos solos en la isla? ¿No sería lindo ir a hacerles una visita?
Deben de ser dos personas súper valientes, unos Robinsones contemporáneos al estilo feroés.
Vaya desde aquí, para este matrimonio, mi invitación formal para venir a pasar a casa unos días.
Señor y señora Patursson: si llegan a tiempo, y no nos lo hemos zampado, mi mujer tendría el gusto de cocinarles un arroz y pava con bacalao feroés, que seguro que se chupan los dedos.
Gracias, Josiño, por el bacalao, y gracias, bacalao, por presentarme a un matrimonio tan singular.
Os esperamos Bjorn y Lükka Patursson. ¡Daos prisa que se acaba!
En un mundo tan moderno y aceleradado surge mas que una sopresa una marcada admiraciòn. Una isla para dos sin tecnologia que te atropelle el cerebro, sin consumismo que te oblige a ir a la moda, sin el ladron de esquina que se apropie de lo tuyo,sin ropa en el dia mas caluroso ¡Genial! pero para citadinos cuya unica vida asi seria unas pequeñas vacaciones habria una pregunta ¿Aguantarias vivir el resto de tu vida en medio de la mas hermosa nada?
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