martes, 3 de diciembre de 2019

Partido Friki


—Hola compañera. Vengo a presentarme voluntario para ministro del Ambiente Entero. 
—¿Cómo dice?
—Lo que oye, señorita. ¿Esta no es la sede del Partido Friki? —preguntó.
—Así es —respondió la recepcionista con cara de perplejidad.
—Quiero hablar con el presidente. Es urgente —exclamó el extraño personaje. 
—¿De parte de quién, caballero? —le requirió la chica, educadamente.
—De Gerardo Pandereta Golondrino, aunque todos me dicen Vencejo por mi afición a las aves cantoras. 
—Pero los vencejos no cantan…
—En mi pueblo sí…
—Muy bien, Gerardo Vencejo, espere aquí un momento, por favor.
—No señorita, Gerardo Pandereta…Vencejo sólo me dicen mis amigos, no se equivoque usted conmigo —le recriminó el aspirante. 
Mientras esperaba, Gerardo publicó un tuit en el que se anunciaba como el próximo responsable del Ambiente Entero del Partido Friki, partido que había dado la sorpresa en las pasadas elecciones generales de Bolchevicovia, quedando por delante de los partidos que tradicionalmente se llevaban el dinero en carretilla hacia los paraísos fiscales.
—Pase por aquí, Gerardo. El presidente Arturo Nicolayet le atenderá unos minutos. Su agenda está muy completa ya que la prensa de medio mundo le tiene acribillado a entrevistas —le explicó la recepcionista. 
Al entrar, el presidente le esperaba en la puerta de su despacho para recibirle con una camisa negra y una corbata de color fucsia. 
—Pase usted, buen hombre, adelante. Mi secretaria me ha informado de que usted se ofrece al cargo de ministro del Ambiente Entero, ¿no es eso? -preguntó el mandatario.
—Así es Don Arturo, ya estoy harto de ministros que solo protegen la mitad del ambiente; yo, como buen friki, quiero liderar la protección del Ambiente pero en sus dos mitades ¡Al completo!. ¿Está usted conmigo, verdad? —preguntó Gerardo. 
—Me parece una propuesta friki digna de ser considera. Este partido necesita medrar incorporando más frikismo a nuestro discurso. Frikismo renovado y buenista, con propuestas que caigan por su propio peso y que no haya que pensarlas demasiado —explicó el presidente. 
—Yo soy friki hasta la médula. Les voto desde que no tenían representación parlamentaria. Tenía claro que antes o después este partido llegaría al poder. Y también tenía claro qué, llegado ese momento, yo podría aportar mucho al partido —explicó Gerardo, henchido de orgullo.
—¿Y usted sabe algo sobre alguna de los dos mitades del ambiente? —le preguntó el presidente, con sumo interés. 
—Entiendo mucho de aves… Fíjese que mis amigos me llaman Vencejo. Y en mi casa crío gallinas ponedoras. ¡Ah!, y también tengo un gato... Si un político tiene un gato tiene asegurado un plus de popularidad y un 5% de votos extra —Aseguró Gerardo.
—¿Tiene usted estudios? —preguntó don Arturo. 
—No, pero ha hecho muy bien en preguntarme -le dijo. 
—Mejor así, los estudios despistan mucho a la gente, sabe usted…—afirmó el mandatario.
—Yo soy muy alternativo en materia educativa. Si uno no quiere estudiar y prefiere mirar a las musarañas, pues que mire a las musarañas, en la observación también se encuentra el aprendizaje. Todo a su tiempo llega. Fíjese usted en las tortugas: no estudian, van despacio, y llegan a centenarias. La cultura no puede forzarse. Al menos, así pienso yo —argumentó Gerardo.
—Sabe, creo que usted puede aportar un aire fresco y renovado a esta Presidencia. ¿Le apetecería formar parte de mi equipo asesor? —le propuso sorpresivamente el Sr. Nicolayet.
—¿Y lo del ambiente entero, qué? —preguntó Gerardo Pandereta.
—Por el momento lo dejaremos como está —respondió el Presidente.
—Entiendo… Y de los cuartos, cuándo hablamos —se interesó el aspirante. 
—¿Qué le parece un millón? —le propuso don Arturo Nicolayet. 
—Me parece la mitad. Ustedes los políticos tienen predilección por dejar las cosas a medio. Deme dos millones al mes y le asesoraré con la solvencia de los filósofos griegos y los brokers de Wall Street —le propuso Gerardo. 
—Me impresiona usted mucho, Gerardo. ¿Antes en qué trabajaba? —le preguntó el presidente. 
—¿Yo?…Yo no he trabajado en mi vida. ¡Soy friki!
—Perfecto, así no traerá usted malos vicios… Pues comienza mañana. A las nueve aquí.
—Don Gerardo, ¿se podría tomar usted un selfie conmigo, para subir la foto a las redes?
—Espera, que cojo el gato y salimos los tres. 

Y así fue.

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