—¡Qué se acaba el año, Manolo!.
—Joder, pues ni me he enterado…!
—Normal, si tú nunca te enteras de nada. Es como si vivieras en otro mundo.
—Oye, Paco, no te pases que no te llevo. Eh!
—Mejor me quedo aquí que irme contigo, qué eres más aburrido que el concierto de año nuevo.
—Pues a mí me parece algo maravilloso. Nunca me lo pierdo.
—No te digo yo. Es que eres un tío muy raro, Manolo. Yo creo que por eso aún sigues soltero.
—Sigo soltero porque quiero. No me gusta compartir. Lo mío es mío y punto.
—Y de mayor qué vas a ser…
—Voy a ser un anacoreta…pero de tinaja.
—¿De tinaja?
—Como lo oyes. Lo llevo pensando desde hace años, pero estoy esperando a que suban un poco más las temperaturas, con lo del cambio climático, y así pasar menos frío.
—¿Y ya has visto la tinaja?
—Sí, sí, la tinaja la tengo ya, la heredé de mi abuelo. La tiene un primo mío guardada en su finca. Es una tinaja muy confortable, con olor a vino, en la que caben tres como yo.
—Y cómo piensas vivir dentro de una tinaja, Manolo. ¿Has perdido la cabeza?
—Lo tengo todo previsto, no te preocupes. Tengo preparado hasta el plan de negocio.
—¿Pero qué me estás contando, Manolo? Me das más miedo que un nublao!!!
—Voy a poner mi tinaja en la orilla del Camino de Santiago, y pondré un monaguillo de cartón en la puerta, con su correspondiente hucha, con un letrero que diga: “Aportación para el rezo del anacoreta, mete un euro y alcanzarás tu meta”.
—Eres un monstruo del marketing, Manolo.
—Claro, lo tengo todo muy estudiado. Aspiro a que el 10% de los peregrinos me afloje un euro, lo que me generaría más de 32.000 euros al año libres de impuestos. A eso tendremos que añadir que les pediré la comida y la bebida -siempre llevan bocatas de sobra- y por lo tanto, todo serán beneficios. Tengo pensado ofrecer servicios especiales de limpiezas espirituales a razón de 10 euros la limpia, lo que me aportará pingües beneficios. En Diez años traspasaré la tinaja a un australiano y me jubilaré. Tengo pensado retirarme a la República Dominicana, o quién sabe si a Cuba, depende de cómo este la cosa.
—¿Sabes qué te digo, Manolo?
—Sorpréndeme, Paco.
—Estás loco de remate. Por cierto, por si no nos vemos: ¡Feliz año nuevo!
—Igualmente, Manolo. ¡Feliz año!
Es bonito tener ilusiones y sueños, hasta un plan de vida en una tinaja, jeje. A cumplir nuestras ilusiones en otro año más! Feliz año nuevo!
ResponderEliminar¡Feliz 2020!
ResponderEliminarNo me acuerdo si fue Diógenes quien moraba o se recogía en una cuba o en una tinaja. Prefiero la tinaja, es tierra pura, es manos de artesano, es objeto de uso, es forma suntuosa y casi erótica (algunas sin casi) Permanece en el humor, que el nuevo año te fecunde en este sentido. Salud.
ResponderEliminarExcelente relato. Que vivas el año 2020 muy feliz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bueno el relato, estoy por irme con manolo que bien lo tiene estudiado todo. Feliz 2020 a todos.
ResponderEliminarMuy buen relato. Me ha hecho sonreír, me lo imaginaba dentro de la tinaja. Besitos y buen año.
ResponderEliminarMe recuerda el cuento de la lechera, pero a los bestia, jajajaja.
ResponderEliminarNo anda desencaminado, no...
Salu2, Jfb.