jueves, 26 de octubre de 2023

Muerte en las salinas

Cómo pasan los años... Es impresionante. Calculo que esto sucedió hace treinta y dos o treinta y tres años. Unos cuantos aventureros e ilusionados miembros de Acción Verde colaborábamos, por turnos durante los veranos, en la acogida y atención al visitante en el Parque Regional de los Arenales y Salinas de San Pedro del Pinatar. Nosotros, tal vez unilateralmente porque no quedaba demasiado claro en nuestro convenio, también nos otorgabamos funciones de apoyo a la guardería forestal. Por aquel entonces la guardería forestal de las zonas costeras de la Región de Murcia era casi testimonial. En una de nuestras rondas de observación y vigilancia comenzamos a observar un gran número de aves muertas, y otras agonizantes, en las orillas de las charcas, entre las que se encontraban garcetas, cigüeñuelas, avocetas, chorlitejos, etc. Rapídamente dimos la voz de alarma a nuestros compañeros del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de El Valle. ¡Algo gordo estaba pasando! Todo apuntaba al botulismo. Necesitabamos recoger todos las aves muertas para evitar la propagación, pero los operarios de las salinas nos impedían el paso. -Esto es una propiedad privada y ustedes no pueden pasar -nos decían. Entonces fue cuando enfurecí. Agarré nuestro viejo Renault 4 y me encaminé hasta el edificio principal de Salinera Española. En la recepción pregunté por el director. -¿Quién es usted? -me preguntaron con desconfianza. -Soy el respondable del grupo de apoyo a la guardería forestal de la Comunidad Autónoma de Murcia -me inventé ese cargo sobre la marcha pero sonó muy contundente. Con cierta desgana me acompañaron a la planta superior. El despacho del director era como el de un ministro, o tal vez más grande, más luminoso, y con mejores vistas. -¿Qué quiere usted? ¿Por qué tanto alboroto? -me dijo con cara de pocos amigos. Y ahí fue cuando me vine arriba. Él, todo un señor maduro y director de una gran empresa, jugando en casa, y yo un joven romántico defensor de la naturaleza, frente a frente, y jugando en campo ajeno. -Pues quiero informarle que las salinas que usted dirige están sufriendo un importante brote de botulismo; cientos de aves protegidas están muriendo, la prensa está deseando saber lo que está pasando, y sus operarios no nos dejan trabajar para erricar el problema antes de que pase a mayores -le dije como si yo fuera un experto en epizotías, o un biológo con mando en plaza, en lugar del camarero metido a ecologista que en realidad era... -Hagan ustedes su trabajo, pero no alarmen a la población -me exigió. -Lo haremos lo mejor posible -le dije. Durante varios días estuvimos recogiendo aves afectadas para ser tratadas, y retirando cadáveres para evitar la propagación. Contuvimos el brote. Tantos años después y aún lo recuerdo con orgullo.

5 comentarios:

  1. La pasión es más poderosa que cualquier Director de Empresa, Ministro o Presidente, por muchas vistas que tenga su despacho... Bueno, la pasión y las palabras correctas en el momento preciso.

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  2. Qué bien amigo. Una acción temeraria que de no haberse dado, hubiera podido llevar a episodios endémicos en la comunidad de desenlace fatal. Un abrazo. Carlos

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  3. Motivos tienes para eso orgullo.
    Un abrazo.

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  4. Estas pequeñas/grandes luchas en silencio marcan las diferencias. Gracias por el recuerdo y esfuerzo.

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