sábado, 13 de octubre de 2012

Bodegón improvisado


El bodegón, también denominado naturaleza muerta, es una obra de arte que representa objetos inanimados, generalmente cotidianos. Hoy, quién sabe si motivado por el color plomizo con el que ha amanecido este día de octubre, he buscado consuelo en la policromía de la fruta que acabo de comprar en el Mercado de Verónicas. Al parecer, los churros con chocolate no me han auxiliado lo suficiente y necesito un no sé qué, algo que me alivie de esta desazón incomprensible que me inunda.
Lo más lógico es que me hubiese dado por prepararme la maleta. Mañana parto hacia Varsovia a trabajar unos días y yo, sin embargo, y sin saber para qué ni cómo, me dedico a perder el tiempo en la colocación de esas frutas para que salgan con vistosidad en la fotografía.
Busco el juego con el contraluz, las sombras que ellas mismas provocan, el fondo metalizado como contrapeso a los colores de las frutas, la perspectiva, el enfoque y: ¡Zas! Bodegón al canto.
Y tras hacerlo, incomprensiblemente, siento cierto alivio. Quizás ese bodegón improvisado me haya salvado de un torbellino de letras inconexas que me acechaban la masa encefálica desde que esta mañana mi desnudo pie izquierdo tocó el suelo.
La plástica me ha salvado de la métrica.

3 comentarios:

  1. Bonita foto, en cada color de esas deliciosas frutas, es el color que queremos dar a la vida. Amino y buenos viajes que la vida algunas veces se presenta de colores y no siempre son los colores que queremos.

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  2. Este bodegón es como la vida misma aunque aveces parece que no cabemos en el mundo todos y bien acomodados quedamos bien presentados,bonita foto jose.

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  3. Precioso bodegón, tanto el texto como la foto.
    Saludos, José.

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