viernes, 1 de enero de 2016

Si bebes, no conduzcas


El golpe fue tremendo. ¡Joder, casi me mato!. Y aún me quedaban treinta y cuatro mensualidades por pagar!  Del coche creo que no quedó ni una pieza en su sitio. ¡Siniestro total! Estaba bocabajo, con el cinturón puesto. No se veía nada. Curiosamente la música siguía sonando: Livin´La Vida Loca, de Ricky Martin. Esta vida loca mía casi me mata. Bueno, la vida loca y los diez gin tonic con corteza de abedul y bolas de pimienta de las Barbados. Yo creo que debió de ser esa mierda de pimienta la que me jodió. Recuerdo la Nochevieja anterior que me tomé doce gin tonic y no pasó nada, y esos no llevaban la puta pimienta. ¿Quién me mandaría a mí tomarme esos diez gin tonic con pimienta?
No podía salir de ahí. No tenía forma de quitarme el cinturón. Sentía como la sangre se me estaba yendo toda a la cabeza. Y no encontraba el puto móvil, debió de salir volando por la ventana en alguna de las vueltas de campana que pegué. Las ventanas iban abiertas, pese a que eran las cinco y media de la madrugada y pleno invierno, para que entrara el aire y despejarme un poco. Por fortuna para mí, el coche no se incendió, y no se cayó por ningún terraplén, de otro modo no lo estaría contado ahora. No sé por qué narices tenía que acabar todas las nocheviejas borracho como una cuba. Pero es que si no me emborrachaba no era capaz ni de bailar. Pero, total, para lo que bailaba, y para lo poco que ligaba, lo mejor hubiera sido quedarme en casa viendo a la Pedroche dando las campanadas. 
¡Joder! ¡Joder! ¡Joder! No ligo ni pagando. ¡Qué mierda! ¡Soy un desastre de tío! ¿Y cómo voy a salir ahora de aquí? ¡Esto es un infierno! ¡No siento las piernas! ¡Me voy a morir! ¡No quiero morirme aquí en medio de la nada! -gritaba como un loco, lleno de cristales, sangre, y tierra, cuando alguien se acercó:

-Oiga, buen hombre: ¿está usted bien?
-¿Quién me habla? No veo nada. 
- No ve usted la luz de la linterna, le estoy alumbrando la cara.
- No, no veo nada. ¡No puede ser!
- Tranquilo, no se preocupe, ya viene la ambulancia. Todo va a salir bien. Verá como todo va a salir bien. Esté tranquilo, amigo.

Y así fue como perdí la vista y el coche al mismo tiempo. Aún me quedan varios recibos por pagar. Lo quería contar para que supieran todos ustedes que el alcohol es una puta mierda, y da igual que sea en Nochevieja o en el cumpleaños de tu prima Carlota. ¡Si bebes, no conduzcas! Se lo digo yo y la Dirección General de Tráfico.

4 comentarios:

  1. Buena y certera reflexión, en un momento, en un segundo te cambia la vida como a este chaval. No ha perdido la vida de milagro, pero sí ha perdido parte de ella al perder la vista, uno de nuestros sentidos más preciado....salu2

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  2. Excelente consejo... ahora a cumplirlo!...auqnue para el buen señor pareciera ser que es un poco tarde. Saludos y buen inicio de año. gracias por visitar a Flin y a los chicos!
    =)

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  3. Vaya José este es el relato más crudo y realista que he leído pero con un sentido social muy profundo.

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  4. Muy buen relato para empezar el 2016....Ojala se tome conciencia de la importancia de ser responsable con la vida de de los demás y la propia.

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