martes, 12 de abril de 2016

Gusanos


Gusanos. Últimamente sueño de manera reiterada con gusanos. En algún sitio leí que toda vida da paso a una muerte en la que los gusanos adquieren, sin miramientos, todo el protagonismo que hasta ese momento se les habíamos negado.
En una revista que hojeé hace poco en la consulta del dentista, vi un reportaje sobre una joven de Nueva Delhi a la que le habían extraído una tenia de varios metros de largo. La foto me provocó unas náuseas tremendas. Tenias, o solitarias, de las que tanto hablaba mi abuela.
¡Pepico, parece que tienes la solitaria!. Hay que ver, con lo que come este crío y lo poco que engorda, decía ella delante de todas las vecinas, para mi asombro. Por las noches, muerto de miedo, me quedaba dormido acariciándome la barriga y pensando que algo maligno habitaba dentro de mí. Semanas más tarde nos dijeron que lo que tenía no era una tenia sino lombrices. Al parecer, muchos de mis compañeros del colegio también las tenían, y eso provocó en mí una extraña sensación de filiación, algo así como lo que debían sentir los boys scouts por pertenecer a los boys scouts. Ya no era a mí sólo al que le picaba el culo a rabiar, gracias a esas asquerosas nemátodas había ingresado en un selecto grupo cuyo denominador común era el de tener las uñas negras de tanto rascarse semejante orificio.
La gente de México que recibí ayer me obsequió con una botella de mezcal que contenía un gusano del maguey en su interior. Ese gusano le da un gusto muy rico al alcohol -me explicaron. Tras reaccionar, tardé menos de cinco minutos en desprenderme de la botella. Se la regalé al primer compañero que pasaba por allí: ¡Toma, Lorenzo! -le dije-, para que luego digas que nunca te traigo nada de México.
Me siento acosado por esos bichos. Creo que pretenden anunciarme algo.
Hace unas cuantas noches, en la mesilla de la habitación de un hotel polaco en el que pernocté, estuve casi toda la noche en vela escuchando el sonido inconfundible de una carcoma. Me rodean los gusanos rastreros en sus diferentes modalidades. ¡Qué asco, por el amor de Dios! ¿Qué habré hecho yo para merecer semejante castigo?
Anoche, cuando llegué a mi casa, caía una ligera lluvia. Al poco tiempo, de manera increíble, el patio se había llenado de babosas. Más, y más, gusanos. ¡No me lo podía creer!.
Esta mañana, antes de ir al trabajo, he salido a pasear por una pinada que hay cerca de casa, para relajarme y disfrutar del intenso olor que desprenden los pinos tras la lluvia, y una gigantesca columna de procesionaria se ha cruzado en mi camino. Enajenado, he comenzado a pisar, con desesperación, a todo aquel ejército de fitófagos de pelos urticantes, y no cejado en el empeño hasta que he acabado con toda la formación.
Siendo consciente de que necesito organizarme para presentarles batalla, he parado en el supermercado para comprar todo de tipo de insecticidas, matamoscas, bolas de naftalina y hasta veneno para ratones. En una tienda de deportes, que hay al lado del supermercado, he comprado un bate de béisbol que tenían en oferta en el escaparate. En la farmacia, he comprado seis cajas de Praziquantel y otras tantas de Albendazol. Se van a enterar de lo que vale un peine.
Les voy a dar duro a esos bichos rastreros. No pienso dejarme comer tan pronto. Entre ustedes y yo, estoy seguro de que eso es lo que pretenden.
Al llegar a la oficina, no me funcionaba el ordenador. El informático me ha dicho que se le ha metido un gusano y que está infectado. Odio a los malditos gusanos, en serio. Esos bichos me están jodiendo la vida por tierra, mar y aire...¡Y hasta por cable!  

10 comentarios:

  1. Que asquito de gusanos de todas las maneras que se puede ser gusano, hasta de los que andana a dos piernas puaggg.
    Besitos

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  2. No me estraña que los odies. Al club de las lombrices todos hemos pertenecido en alguna ocasión de niños je, je. Saludos.

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    1. Suena bien eso del Club de las lombrices como título para otro relato. Saludos.

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  3. cuando le dejes de tener miedo o asco, dejaran de molestarte Pepito de mi corazón.

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    1. Maricruz, dice un viejo refrán: De lo que más huyes, más te acomete...Besos

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  4. Sí que son desagradables .

    Te comprendo muy bien.

    Un abrazo. Feliz fin de semana. A ver si te dejan tranquilo...

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  5. A pesar de ser rastreros tengo buenos recuerdos de algunos gusanos de mi infancia. Hablo de los gusanos de seda, me volvía loco esperando a que produjera la gran transformación, me pasaba horas mirando los capullos para ver la magia de la naturaleza. Por dios¡¡¡, estiraba un gusano y salía una mariposa.
    Saludos.

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    1. Y cómo comían esos bichos...pero los disfrutábamos mucho. Criar gusanos de seda era una forma muy didáctica para aprender y socializar. Saludos

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