Mi honorable amiga Libertad Pasini, que vive en la ciudad de León, en el estado mexicano de Guanajuato, me dijo una vez, en la que impartí una formación para su equipo, que yo hablaba con “Palabras de Domingo”. Y algo tan bonito se me clavó en el alma. En ocasiones, las personas arrojan dardos por la boca que se clavan en la diana de nuestra memoria y ya no se nos olvidan nunca. A veces para bien, y en otras para mal, que de todo hay.
Hoy es Domingo de Resurrección. Para los fieles, un día muy especial cargado de alegría. Y yo que me alegro, ya que casi siempre me alegran las alegrías de los demás, salvo que sea la alegría de un ladrón por el botín que se ha llevado de la casa de un fulano, o de un mengano que se alegre del auge electoral de su partido de extrema derecha. Entonces no.
Pero, como les decía: hoy es un día grande. Un día bonito aunque haya amanecido nublado. Un día muy especial que requeriría de grandilocuentes y almibaradas palabras de domingo que generaran un efecto balsámico, casi antibiótico, en mis escasos, pero fieles, lectores.
Y, tal día como hoy, tras un mes largo de confinamiento preventivo, les diría que la vida es bella. Que la resistencia es un contenedor de emociones que siempre se acaba desbordando. Que siempre hay una luz al final del túnel. Que no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista. Y como ya nos queda menos que ayer para que retomemos nuestros caminos y nos volvamos a abrazar, os diría: disfrutad del camino, ya que la vida no es una meta, es un maravilloso e imprevisible camino.
Ya nos lo dijo Antonio Machado en uno de sus universales poemas: Caminante, no hay camino, se hace camino al andar, que posiblemente todos seamos capaces de recordar en la maravillosa voz de Joan Manuel Serrat.
Ojalá que pronto salgamos a la calle para retomar nuestros caminos. Y que calzados con zapatos de alegría nos volvamos a encontrar.
La primavera es mi estación favorita y dentro de ella, el mes de abril. Aunque esté nublado, lloviendo o raso,la luz del día me llena de alegría; todo tiene un color especial...Lastima quedarse en casa cuando la naturaleza tiene esa explosión de vida.
ResponderEliminarUn saludo. Ya queda menos.
Me emocionó.
ResponderEliminarBesos.
Ojalá.
ResponderEliminar(Qué falta de originalidad la mía. Es lo que te dije ayer).
Un abrazo.
Hermosisimo relato, me encantó. Un abrazo a la distancia
ResponderEliminarHermoso cierre, y metáfora: ". Y que calzados con zapatos de alegría nos volvamos a encontrar." un abrazo desde mi cubil colombiano. Carlos
ResponderEliminarMe apodero de "Palabras de Domingo" y "Zapatos de alegría" Te prometo usar las palabras y los zapatos cuando salga a la calle con la cabeza alta y no como ahora.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por esta entrada que es muy estimulante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero habrá que preparar un buen calzado porque el firme va a estar en los próximos tiempos en muy deficientes condiciones. Y sin embargo, no hay otra que seguir al gran Machado. Gracias por tu talante.
ResponderEliminarOjala. Besos y salud.
ResponderEliminarMuy buen texto José, me he puesto en esos zapatos y se sienten bien. Y hoy necesitaba eso.
ResponderEliminarSaludos cordiales desde el también confinamiento en Una Luz Más.