Quizás le pueda sorprender a alguien, aunque en realidad pienso, que la gente, cada día que pasa, tenemos menos capacidad de sorprendernos por algo.
A mí me sorprendió esta iglesia de campaña. No la encontré en un campamento de refugiados, provocado por algún terremoto o inundación, o por un conflicto bélico, ni mucho menos. Esta iglesia estaba situada en un centro comercial de México. Siempre hemos dicho a nivel comercial, que hay que ir a buscar a los clientes allá donde estén. La verdad es que la iglesia, en cuestión de marketing, nos lleva dos mil años de ventaja...¡lo que no sepa esa gente!
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