Hace muchos años, mi hija Yolanda aprendió a caminar en Amsterdam, en un hotelito muy céntrico. Tenía un pasillo estrecho enorme, que le ayudó a perder el miedo brincando de pared en pared. Cuando agarró confianza, enfiló todo recto y de ese modo comenzó a caminar.
Después de eso, al salir del hotel, que estaba en una calle aparentemente tranquila, casi fuí arrollado por una bicicleta. Me confié al no oí ningún ruido en la calle. La bicicleta es el vehículo que manda en Holanda. ¡Lo que debe ahorrar esta gente en combustible!
En las fotos podréis comprobar lo que os digo.
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