Varsovia es una ciudad apacible y acogedora donde las haya. Al poco de llegar te encuentras cómodo entre sus gentes y entres sus calles. En las zonas más modernas, en el viejo centro histórico reconstruido después de la segunda guerra mundial o en el kilómetro cero, donde encontramos un antiguo y momumental edificio de la época soviética, en contrapunto a la modernidad de los macrocentros comerciales.
En cada esquina nos tropezamos con un homenaje a los héroes de la resistencia. Con algunos de estos supervivientes, tuve ocasión de disfrutar una velada maravillosa en el Novotel Centrum. El señor de la fotógrafia con más de ochenta años, al estrechar mi mano, me demostró una energía a prueba de bombas. ¡Qué vitalidad!
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