Estuve en Bucarets y todos mis prejuicios se desvanecieron en un minuto . Rumanía lucha cada día por engancharse a la evolución que le marca la CEE y anhela mejorar el nivel de vida de sus habitantes, los cuales padecen una diáspora de las mayores de la Europa actual.
Me cautivaron sus iglesias ortodaxas, y en el restaurante El Carro de la Cerveza, admiré a unas camareras dignas, cualquiera de ellas, de la portada del Vogue.
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