Así, entre ustedes y yo, este verano he tenido varios idilios. Comenzó todo con The Lumierees, ese grupo que canta en inglés, que se apoya en una guitarra, en voces más o menos estridentes, en palmas, percusiones y en raíces de música celta. Por otra parte con la incomparable Carni, a la que todos ustedes ya conocen a través de este serial. Otro de mis inconfesables affaire lo he tenido con la escritora Amélie Nothomb, esa extraña belga, nacida en Japón que escribe desde un diván y te deja listo para ir a hacer terapia o comerte de postre una granada, pero de mano. Por último, en esta especie de confesión post-vacacional, tengo que reconocer que me he vuelto a enamorar de Puntas de Calnegre, la costa más salvaje y recóndita de todo el litoral español y que, encima de todo, está en Murcia.
Estoy viendo de reojo a Carni y la siento distinta. No sé a qué se pueda deber ese cambio de actitud hacia mí. Voy a ver.
-Hola Carni: ¿Te ocurre algo, bonita? -le pregunté para provocarla.
-Claro que ocurre algo. Ocurren muchas cosas, como tú bien sabes -me dijo con un tono que barruntaba tormenta.
-La verdad, me encuentro un poco perdido; como estoy preparando la reunión de mañana creo que se me ha pasado algo por alto, pero no sé qué es -le confesé.
-¿No, sabes lo que es?. Qué poco te importo, amigo -me dijo un tanto melancólica.
-Ya entiendo, es porque mañana comienzo a trabajar. ¿Es por eso, verdad? -le pregunté, creyendo haber dado de lleno en la diana del problema.
-Sí, Pepe. Ya nada volverá a ser igual entre tu y yo. Tu viajas mucho y yo necesito mucha conversación y muchos mimos -me dijo apenada.
-Pero no siempre estoy de viaje, Carni. No tienes que ponerte así -le supliqué.
-Amigo: ¿No te das cuenta que hay cosas que sólo suceden durante las vacaciones y que si sucedieran durante el año dejarían de tener sentido? -me comentó tan filosófica.
-¿Cómo qué, dime, a ver? -le exigí.
-Por ejemplo... como ir en bermudas, comerte unos higos, bañarte en la piscina veinte veces al día; o, cuando eres más joven, enamorarte apasionadamente y, después, a los treinta días, si te he visto no me acuerdo. Eso son cosas que sólo suceden en verano -me comentó.
-¿Y todo eso qué tiene que ver con nosotros? -le volví a preguntar.
-¿No te das cuenta de nada, animal? lo que tú y yo hemos vivido ha sido como un romance de verano -me dijo tan convencida.
La verdad, después de escuchar semejante explicación, no pude contener una sonora carcajada y me alejé del jardín pensado en lo afortunado que me sentía. El verano me había dejado, en todos los sentidos, un buen sabor de boca. Después, mientras intentaba descansar, recordé la conversación que había mantenido con Carni y me supo a despedida. Me dormí pensando en que algo, en toda esta historia, no me cuadraba.
Eso me pasa por tener una amiga tan rara.
Esta Carni como me hace reír, es directa y con su carácter definido. Cuida mucho a Carni porque aunque ya no estarán mucho tiempo juntos ella es parte de los que leemos tu blog.
ResponderEliminarCeci, la cambiaré de maceta y la seguiré cuidando hasta que la muerte nos separé... Un abrazo.
ResponderEliminarLa jodia carni dice verdades como templos, vaya razon tiene con lo del verano...saludos
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