viernes, 23 de agosto de 2013

Conversaciones con mi planta carnívora IX


Al levantarme, no quería acordarme de los días que faltaban para volver al trabajo. Mis objetivos tan sólo consistían en desayunar tranquilo, leer un poco y escuchar el sonido de la infinita variedad de pájaros que rodean mi casa. Después, me dediqué un rato a mimar a mis plantas, especialmente al limonero que planté el fatídico día en el que enterramos a mi abuela, en un postrero intento de aferrar su alma cerca de mi casa, antes de que esta se marchará para siempre a quién sabe dónde. A mi limonero-abuela, últimamente, les están atacando mucho las langostas por lo que le presté especial interés azuzando sus jóvenes ramas para hacerlas saltar de sus escondites y, después, darles su merecido con el matamoscas. Sí, lo sé, todos los seres vivos tienen derecho a la vida, pero no a comerse a mi abuela, eso si que no.
A parte de dos langostas enormes, también saltaron de entre sus ramas, una cigarra y una mantis religiosa. Cada día, mi casa se va pareciendo más a una contemporánea Arca de Noé. ¿Seré yo acaso la reencarnación de San Francisco de Asís? Quizás por eso consigo hablar con esa planta carnívora tan loca que tengo en mi jardín. Sea como sea, cada día aparecen más bichos en mi casa.¡Lo que me faltaba!

-¿Qué haces esta mañana, dando esos saltos con el matamoscas en la mano, que parece que estás loco? -me dijo Carni, tan simpática como de costumbre.
-¡Odio a estos bichos tan repugnantes! No lo puedo evitar, es algo superior a mis fuerzas Y todos los días saco dos o tres del limonero. Se lo quieren comer, pero no les voy a dejar -le dije a mi habladora planta.
-¿Qué libro estas leyendo ahora, ese de la tapa amarilla? -me preguntó.
-Me sorprende lo mucho que te interesan mis libros. Eres una planta muy intelectual. El libro se llama "Cosmética del enemigo" de la escritora Amélie Nothomb, de origen belga pero nacida en Japón -le expliqué con detalle.
-¿Y de qué va ese libro? -me preguntó interesada.
-Trata sobre un hombre al que, de repente, se le aparece su propia conciencia mientras espera un avión en un aeropuerto. Al parecer, el tipo había matado a su esposa e intentaba continuar con su vida como si tal cosa. Es un librito de unas cien páginas que se lee muy rápido. Ya casi lo he acabado -le expliqué.
-Por cierto, Pepe, hablando de todo un poco: ¿Este verano, no ibas a continuar escribiendo esa novela que ya tienes dos años atrancada?. ¿Qué haces, entonces, leyendo tantos libros y escribiendo todas nuestras conversaciones? -me preguntó, no sin cierta ironía.
-Pues no lo sé, Carni. La cuestión es que el cuerpo no me ha pedido abrir el archivo y retomar la novela. Sin embargo, mira por dónde, me ha dado por hablar contigo y, pese a lo que puedan opinar los demás, transcribir literalmente nuestras conversaciones -le expliqué.
-¿Sabes que te digo? Creo que tan sólo son escusas. Seguro que no tienes ni idea de cómo acabar esa maldita novela y me pones a mí como escusa de tu incompetencia. Amigo, no vales para escritor. Te faltan cojones, eso es lo que te falta para ser un buen escritor, cojones -me dijo Carni, visiblemente alterada.
-Puff, amiga, cada día te entiendo menos -le dije.
-Sí, sí, Pepe, haces como todos, entiendes lo que quieres entender.

3 comentarios:

  1. Me uno a Carnívora (no tengo confianza para abreviarle el nombre) en lo de que sigas la novela, además de seguir conversando con ella :)
    Seguro que el limonero-abuela resiste cualquier invasión de la fauna local, ya verás.
    Un abrazo.

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    1. Gracias María, es un placer verte de nuevo por este blog.

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  2. Joder con carni como te ataca, ke si no haces esto, ke si lo otro tampoco, ke si no tienes cojones, menuda compañera de viaje te has echado. Muchas veces kien menos te esperas te desnuda por completo... Saludos desde CT

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