Avanzan las vacaciones a un ritmo vertiginoso. Ya pienso en organizar una cena para despedirme de mis bermudas, ese pantaloncito corto que los hombres sólo usamos durante las vacaciones de verano y que, después, repudiamos en el fondo de nuestro armario hasta la temporada siguiente. Tener tres semanas de vacaciones es algo poco operativo. La primera la dedicas a hacerte a la idea de que ya, por fin, estas de vacaciones y a preparar el equipaje, las guías y el coche. La segunda, llegas a tu lugar de destino, intentas ubicarte lo antes posible, conocer el entorno, dónde comer, dónde bañarte, por dónde pasear, etc. Y la tercera, comienzas a darte cuenta de que lo bueno se está acabando y a organizar el repliegue operativo hacia la jungla de asfalto.
Reflexionando por mi jardín en calzoncillos sobre todo esto, escuché de nuevo la voz de Carni:
-¿Dónde te habrás metido que vas todo achicharrado?
-Esta mañana fui a bucear un rato, no me puse protección solar y me he quemado la espalda y el cuello -le expliqué.
-Jajaja, ¡y la calva!. La calva también la llevas como un tomate. En casa de herrero cuchillo de palo -dijo burlándose de mi.
-Bueno, pero no es nada grave. Me he puesto un poco de after sun de Tahe y ya me encuentro más aliviado. Hacía mucho que no buceaba y no me di cuenta de que llevaba demasiado tiempo en el agua.
-Tiene que ser bonito eso de bucear. Siempre he soñado con bucear y conocer los fondos marinos -dijo mi planta carnívora dejándome atónito.
-Es una maravilla bucear. Lástima que en algunas zonas los fondos estén tan esquilmados. Lo único destacable que observé fue un pequeño grupo de lubinas y dos pepinos de mar -le comenté.
-¿Dos pepinos de mar? ¿En serio que viste dos pepinos de mar? -me preguntó un tanto excitada.
-Sí, eran bastante grandes -maticé.
-Dios mío, que ganas tengo de tropezarme, a solas, con uno de esos pepinos de mar. Mis sueños más íntimos siempre están protagonizados por pepinos de mar. No sabes lo que me ponen esos gusanos. Es sólo pensar en ellos y se abren mis vasos en canal -me dijo visiblemente alterada.
-La verdad, Carni, nunca me hubiera imaginado ese lado tuya tan lascivo y perverso. ¿No te parece imposible esa relación? -le pregunté.
-Sí, hijo. Tan imposible como encontrarte a ti en calzoncillos algún parecido con David Beckham.
-¡Oye, Carni, sin ofender!
JAJAJAJAJA Bueno amigo hay que decir que aunque David beckerman tenga lo suyo carni tiene lo de ella.
ResponderEliminarAsí es Kathy, esta Carni nos ha salido de colmillo retorcido...
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