lunes, 4 de agosto de 2014

Vacaciones


Aquí estamos todos chupando señal como los toxicómanos su metadona. La recepción del hotel es el único lugar al que llega la señal wifi gratuita. Todos enganchados a los aparatos. Todos mirando pantallas luminosas que nos trasladan a otros lugares y nos conectan con otras personas. 
Bueno, no todos. También hay una señora que hace sudokus. Y otra que está vendiendo, a grito pelado, un curso de maquillaje a una chica que está en Madrid, y que quiere ser maquilladora profesional como yo quería ser futbolista. Una pareja de enamorados ve una película de vampiros en su Ipad. Y yo escribo.
Entre tanto, se produce un ir y venir continuo de gente. De la recepción a los ascensores. Suben y bajan. Familias con niños. Chicas en bikini. Abuelos con andador.  
Me voy haciendo a la idea de que estoy de vacaciones. Me siento extraño. Aunque todo a mi alrededor, de alguna manera, me parece extraño.
En el hilo musical ponen a los Bee Gees y eso me alivia, en cierta medida, esta angustia vacacional. Los Bee Gees siempre suenan en el momento oportuno. Siempre aparecen a rescatarme como un vigilante de la playa, o un afther sun después de haberme achicharrado la mitad de mi panza que se exhibía, subversiva, fuera de la sombrilla.
Estar de vacaciones tiene, como todo, sus contraindicaciones.
Al liberarnos en el trabajo, después de once meses, nos deberían hacer firmar un documento en Recursos Humanos advirtiéndonos de sus terribles consecuencias. 
A este desfile veraniego también se ha apuntado un cura de negro riguroso con su alzacuellos, un cocinero vestido a lo Master Cheff,  un grupo de extranjeros -tal vez ingleses- colorados como gambas, y un señor que al que le falta una pierna y que se maneja como si tuviera las dos.
Ya estamos todos de vacaciones. ¡Esto es la hostia!

10 comentarios:

  1. Y en algunos casos hasta merecidas....

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    1. Algunos las merecen y otros merecerían ir a galeras...a remar, como decía el Último de la Fila. Un saludo.

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  2. Sí que son la ostia... aunque cuesta un poco desacelerar.

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    1. Pues saca tu lado caribeño, Carlos, y déjate llevar...

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  3. Jajaja si, parece que estais todos. Que lo pases guay!!!

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    1. Todos menos tú... como dice el maestro Sabina en una de sus poesías con música. Saludos, Conchy.

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    1. Pero de eso tú sabes un rato, Mario. Tan sólo es ponerle un poco de empeño y pegarle fuego a la tarjeta de crédito...¡Y ya se pagará!. Un abrazo.

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  5. Solo te deseo que el cocinero vestido a lo Master Chef haga honor a su vestuario.

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    1. Por la cuenta que le trae a mi colon irritable. Saludos, Cuentón.

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