lunes, 17 de agosto de 2015

La insoportable levedad del ser


Llevo todo el verano enzarzado con Milan Kundera y con mi novela. Desde que leí las primeras páginas de "La insoportable levedad del ser" me dí cuenta de que lo necesitaba tanto como la abeja al panal; sin él, mi proyecto literario caía por el propio peso de la inexperiencia. Todos necesitamos maestros que nos lleven de la mano a transitar por los caminos que desconocemos. 
La miel de sus reflexiones han endulzado las profundidades existenciales a las que, este verano, me han sumergido sus textos. Milan Kundera es, por tanto, el Jacques Cousteau de la reflexión y sus libros el Calypso con el que te adentra en la profundidad de sus mares.
La insoportable levedad del ser es un libro que interactúa con los lectores proponiendo, continuamente, una revisión de nuestra percepción de las cosas, pero sin forzarnos necesariamente hacia ningún posicionamiento dogmático. 
La novela, centrada en la realidad de la antigua Checoslovaquia tras la invasión nazi, y posteriormente soviética, y los acontecimientos posteriores conocidos como la Primavera de Praga, describe una realidad existencial de unos personajes mediante la revisión del comportamiento humano: el amor, el odio, la mentira, el miedo, la frustración, el valor, la religión, el sexo, el patriotismo, y por ende, los valores europeos que tanto, hoy en día, ponemos en tela de juicio por la grave crisis económica que ha azotado Europa durante la última década.
La insoportable levedad del ser no es un libro fácil, como no es fácil estudiar medicina, o arquitectura. Es un libro denso, complejo, y necesario para comprender a las personas en su plenitud, sin la intoxicación, ni los intereses, políticos o religiosos que tanto tienden a distorsionarlos y manipularlos. 
Posiblemente, este título se haya convertido en un libro de cabecera para muchas de las personas entre el millón que, hasta este momento, ya lo han comprado.


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