domingo, 23 de agosto de 2015

Vuelta a normalidad



Hoy vuelvo a la normalidad. Habrá quién use con nostalgia el término de "vuelta a la rutina", pero mi vida dista mucho de ser rutinaria y mi trabajo menos aún. De hecho, llevo ya varios días trabajando. He preparado y entrenado mi mente para el trayecto que me separa hasta el fin de año, y he buscado la forma de alcanzar mis objetivos y el de todas las personas que trabajan conmigo, que no son pocas.
El trabajo, visto como un reto y como un acto creativo, es todo un lujo, visto como un acto mecánico es una simple rutina. Hasta los trabajos más mecánicos necesitan de creatividad; todos ellos albergan espacios de mejora en los que las personas que los desarrollan tiene mucho que aportar desde la experiencia y la reflexión. 
La evolución es el fruto de la reflexión que se produce tras la experiencia acumulada, tanto en la mecánica utilitaria del día a día, como en la propia adaptación biológica de las especies ante nuevas necesidades.
Evolucionamos, a nuestro pesar, como algo maravilloso. Los retos que nos plantea la vida, y el trabajo, son necesarios para hacernos más fuertes y más sabios. 
A mí me gusta entender el trabajo así, como un camino permanente de aprendizaje hacia la sabiduría. 
Necesito aprender más, y, para ello, necesito trabajar más y con retos cada vez más complejos. 
Para atrás ni para coger impulso. Siempre en camino. Siempre hacia adelante.


3 comentarios:

  1. Yo también concibo así mi trabajo. Este verano he preparado cosas nuevas para mis alumnos y estoy deseando verlos. Empiezo "la rutina" el martes que viene, pero no estoy triste sino ilusionada. Un abrazo.

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    1. Gracias, Conchy, por comenzar esa temporada ilusionada y por compartirlo en este modesto rinconcito de la blogosfera.

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  2. Claro que sí, ante cada reto un impulso hacia adelante, bravo. Saludos
    Betty

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