sábado, 9 de enero de 2016

La mariposa liberada


Lo confieso: robé una mariposa de una instalación que había montada en la cafetería de la biblioteca nacional de Bielorrusia, a la que accedí por un ascensor acristalado que permite, previo pago de unos cuantos rublos, contemplar unas espectaculares vistas de la ciudad de Minsk. No sé si por esa acción pueda ser tachado de cleptómano, o de simple ladronzuelo, pero la cuestión es que una de esas sutiles mariposas, que estaban pegadas de alto en bajo en una pared del establecimiento, estaba caída en el suelo, debajo de una mesa, como la hoja de un árbol arrastrada por el viento, y yo la cogí.
Esa mariposa, fruto del hurto, viajó conmigo desde Minsk hasta Murcia, entre las páginas de un libro, para que se impregnara de la cultura occidental. Desconozco al autor de la intervención, ya que el nombre estaba escrito en cirílico y, por tal motivo, no sé a quién le debo el coste de este lepidóptero de papel. Para mi descargo diré que la salvé de las garras de una escoba, o de la suela de un zapato, y la trasladé al otro lado del nuevo telón de acero para que hiciera de modelo de numerosas fotografías, y convertirla en la protagonista principal de este relato.
Las mariposas monarca son famosas por sus maravillosas e impresionantes migraciones, mientras que mi modesta y solitaria mariposa de Minsk, a partir de ahora, será recordada por volar desde estas páginas virtuales hasta los más remotos confines de la tierra.
La sutileza de esta mariposa de ficción, refleja dignamente la sutiliza de sus congéneres reales. Realidad y ficción artísticamente confrontadas. 
La mayoría de la gente que entraba en la cafetería no dispensaba ni tres segundos en observar la belleza de la instalación. La metáfora parecía resignada a la incomprensión de sus escasos espectadores, más interesados en los efectos laxantes del café, que en la exquisita representación plástica que el autor, de manera tan emotiva, les había preparado.
El desprecio a la metáfora, provocó que no entendieran el mensaje subliminal del artista. La mariposa, y su metamorfosis, representa la transformación: de gusano que se arrastra por el suelo a la bella mariposa que vuela libre por el viento. Y claro, eso, en determinados países, o se platea metafóricamente o tienes un problema.
Hay quienes, para defender su discurso, usan balas; mientras que otros, los más inteligentes, sólo necesitan mariposas.



4 comentarios:

  1. Mil palabras pueden hacer caer más muros que mil cañones, y sin ningún daño colateral. Los ciegos de mente son los que no ven en las palabras y el arte la belleza de la vida.

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  2. Creo que no viste la realidad del supuesto hurto, no robaste nada, ni la salvaste de nada simplemente ella te estaba esperando, te estaba buscando y te encontró ansiosa como la crisálida que espera eclosionar para mostrar su belleza y tu lo lograste haciendo visible lo invisible.

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  3. Mi pequeño cleptómano, lo que tu hiciste es un acto de heroísmo, pues lo que tomaste no fue un gusano para ser transformado,era ya una mariposa,pero con muy mala fortuna y tu la viste con ojos de amor y la llevaste directamente al estrellato

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  4. En numerosas ocasiones las palabras se las lleva el viento, dicen. Al igual que esta mariposa se la llevó el viento, predestinada ya a que tú la encontraras, y contaras su metamorfosis...porque desde Minsk hasta Murcia sufrió su segunda metamorfosis....y alguna más le quedará.... Saludos....

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