martes, 7 de abril de 2020

Oda al papel higiénico


Nunca antes, en toda la historia moderna, había sido tan evidente y público que todos cagamos en abundancia. Hasta ese momento —al día en el que se decretó la cuarentena me refiero—, todos éramos conscientes de que arrojar mierda era, y es, un arma muy utilizada frente al adversario. De hecho, hay valiosas referencias históricas que atestiguan que la mierda se arrojaba desde los castillos a los invasores, a modo de tarjeta de presentación, lo mismo que se hace ahora desde las televisiones. Estos días, abnegados y con un cargamento de papel higiénico en el carrito, hacemos cola soñando con extraordinarias y copiosas deposiciones, mientras miramos con desconfianza a quién nos rodea. 
Ayer mismo sorprendí a un señor mirando al unísono a la cantidad de papel que portaba una señora en el supermercado, y al trasero de la susodicha en cuestión, en un complicado intento de establecer un algoritmo que relacionara ambos conceptos. Lo que aprovecho para lanzar desde aquí un merecido tributo a todos los “culos de España”, con independencia de su volumen. 
Cagar se ha convertido, por tanto, en un acto de Libertad, cada uno caga cuando quiere o cuando puede; de Igualdad, todos cagamos igual ante la ley, o nos limpiamos el culo con ella, según proceda; y Fraternidad, que viene a decir que damos ánimos a los que no les queda papel higiénico, padecen de estreñimiento, o sufren en silencio las hemorroides, al estilo del conocido lema de la Revolución Francesa.
Por mi sobrada experiencia como limpiador de retretes les diré que el hombre socializa mucho menos a la hora de sus evacuaciones, cosa contraria a la que sucede con las mujeres que son más dadas a compartir los aseos colectivamente. En el váter del Bar Josepe, que tenía apenas cuatro metros cuadrados, llegué a contar hasta un grupo de 16 jovencitas. Cuando abrieron la puerta aquello parecía una romería en honor a Santa Cagundia de Tolomeo. 
El papel higiénico necesitaba un lugar de honor en la historia y ya lo tiene. Hasta este momento su prensa era muy mala, ya que se le achacaban desastres ecológicos derivados de la tala indiscriminada de bosques autóctonos para plantar eucaliptos; sin embargo, en esta pandemia, el papel higiénico ha lavado su imagen convirtiéndose en un gran aliado social durante el confinamiento. 

Y es que, en esta cuarentena, todos tenemos nuestro papel. Y en abundancia…

6 comentarios:

  1. Me has abierto los ojos (de la cara ¿vale?) Ya sé la relación entre el papel higiénico y la televisión. ¡es pa cagarse!.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Todos estamos igualados en la defecación. No hay un acto más democrático.
    Muy buena tu oda al papel higiénico.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Increíble lugar en el que se puso al papel de baño, una muestra más de que no estamos atentos a las cosas maravillosas que la vida nos da.

    ResponderEliminar
  4. Muy bueno. Debería de ser un bien subvencionado, ya que es un artículo de primera necesidad...
    Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Algo que me deja perplejo.
    No entiendo para qué almacena la gente tanto papel higiénico.
    Salu2 perplejos.

    ResponderEliminar