No tiene lógica, pero estarán conmigo en que hay infinidad de cosas que no la tienen. Todo ha sucedido sin premeditación, como al azar, suponiendo que tal cosa exista. Esta mañana he bajado al sótano de mis frustraciones y he agarrado una de las muchas cajas que tengo sin clasificar. Uno siempre debería de guardar sus frustraciones clasificadas por orden alfabético.
La caja en cuestión contenía una puñado de mis viejas esculturas. Esculturas abandonadas en la eterna confrontación entre el pequeño formato y el boceto con afán de monumentalidad. Abandonadas en la húmeda oscuridad dentro de una triste caja de zapatos. Al abrirla las he sentido lloricosas. Desesperadas de su injusto confinamiento, me han recriminado mi pasividad artística:
—¿Para eso nos creaste, Pepe? ¿Para encarcelarnos sin juicio previo en una caja de zapatos? ¿Para condenarnos al olvido y a la nada? Pues que sepas que no deberías de haberlo hecho. No deberías de habernos creado para esto. ¿Para qué demonios nos diste forma si nos niegas las miradas de la gente? Toda forma, toda belleza, necesita de unos ojos, de una mirada que la observe, que la admire, o que la repudie —me ha recriminado la más osada.
Ante tamaña reclamación, me he venido abajo. Acongojado, y sin capacidad de racionalizar lo sucedido, he sacado a la pequeña colección de su caja, las he colocado frente a mí, les he limpiado el polvo con una bayeta húmeda, las he perfumado con una esencia floral, y les he leído un relato de Cortázar para hacerles participes de la cultura de la que, sin saberlo, forman parte.
Y ha sido entonces cuando las he visto tranquilas, sosegadas, aceptando lo que son y lo que les espera. A cada una de ellas, las he envuelto minuciosamente en papel cebolla y las he acomodado en su olvido.
Aunque nadie los vea, hasta los olvidos ocupan un lugar. Tan solo difieren en la forma y en los motivos.
Hola primero que nada muchas gracias por la visita a mi blog.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato, también tengo mi sótano de frustraciones, aunque un poco más desordenado que el tuyo.
Te dejo un beso grande al alma y que tengas un maravilloso día.
Qué bueno tu relato. A mí sólo me falta envolverme en papel cebolla para sentirme como tus esculturas.
ResponderEliminarCreí que las expondrías, dándoles una oportunidad de exhibirse y compartir de paso tu confinamiento.
No tengo caja de frustraciones, las tiro al contenedor de desechos emocionales radioactivos, pero tengo un enorme baúl de sueños aplazados. Voy a tener que revisarlo.
Un beso,
Me gustó como te referiste a esa parte oscura que existe en cada uno de nosotros, esa parte que no nos gusta mostrar, "el sótano de frustraciones" fue de suspenso y terror imaginar ese lugar. Creo que un poco de rebeldía te vendría bien, anda a ese sótano y termina una de tus esculturas... Te sentirás mejor, después de todo son lo herencia que dejarás.
ResponderEliminarLes has dado una inyección de fe. Las has reafirmado en su esencia.
ResponderEliminar=)
Llevaban años preparando la bronca para el día que se te ocurriera abrir la caja y las has embaucado con un poco de esencia floras y unas líneas de Cortázar. Creo que están enamoradas de ti.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha impactado tu relato,,positivamente!Es adecuado,genial,reflexivo y muy bien escrito
ResponderEliminarEsas frustraciones deben de ser curadas.En el sótano no pueden alcanzar la gloria de ser sanadas.Sácalas y que se vayan rehabilitando poco a poco
Esconderlas-cosa común en nosotros-nos ahoga
Besucos
Gó
te le leido
ResponderEliminarme has gustado vos y tu relato alado
Ahora estarán un poquito más contentas. Besitos.
ResponderEliminarNo tengo sótano de frustraciones lleno de cajas ni esculturas a medio terminar que me quieran. Te envidio, las frustraciones las llevo en la azotea de mi cabeza.
ResponderEliminarAbrazos.
Los trasteros son un pozo de sorpresas. Yo he redescubierto la filatelia...
ResponderEliminarSalu2.
Hasta los olvidos deben tener un lugar. Me encanta la frase y la imagen de lectura de Cortázar.
ResponderEliminarBesos.