Dos meses. Dos eternos y tortuosos meses. Días tan repletos de temores como de incertidumbres. Días de muertos e infectados. De guerras intestinas. De bulos maliciosos. De memes para para hartar de reír. De noticias para hincharte a llorar. Dos meses entre cuatro paredes. De bizcochos. De puzzles. De series que se quedan cortas. De niños incontinentes. De reuniones por Zoom. De redes sociales envenenadas. De compras por Internet. De duelos en solitario. De aplausos y caceroladas. De denuncias. De geles y mascarillas. De fusilamientos y de homenajes. De colas. De desconfianza. De añoranza. De nostalgia. De ganas de salir al mundo o meterte debajo de la cama a llorar.
Dos meses para la historia. Posiblemente, la historia más negra jamás vivida y jamás contada de nuestra generación. Hoy se cumplen dos meses del estado de Alarma y amaneció lloviendo. Creo que el cielo llora: no es para menos.
Sí, en términos generales ratifico esa impresión. Pero luego cada uno tiene que mirar cómo le afecta interiormente este encierro (relativo) de dos meses. Si le ha marcado o no la enfermedad. Si le ha acuchillado o no la pérdida del puesto de trabajo o el erte. Si se han resentido las relaciones familiares o son pacíficas. Etc. A mí lo que me molesta profundamente, lo que me indigna es que siendo el problema sanitario o si quieres, la acción del patógeno que está diezmando sociedades, haya individuos y colectivos presuntuosos e inicuos que no aporten, sean insolidarios, bloqueen iniciativas para combatir los problemas y hagan política malsana electoralista de todo ello. Son anti sociedad, anti Estado, anti progreso, aunque disfracen sus prácticas como su derecho a la libertad de expresión o de acción. El que quiera verlo, que lo vea. Hay gente ciega, millones probablemente, y hombre que los ciegos nos quieran llevar a los demás al abismo...me parece fatal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Difícil de conciliar la prudencia con no poder parar mucho tiempo, porque hay que seguir comiendo. Sabemos más o menos cuándo ha empezado la cosa, pero estamos en bragas y desconocemos lo que puede durar esto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dos meses de momento. No se me ocurre nada más. Bueno, que todavía no ha llegado lo gordo.
ResponderEliminarSaludos.
Sí, y lo hemos pasado. Nos acostumbramos a todo.
ResponderEliminarSalu2.
No. El cielo se está lavando sus ojitos y limpiando el ambiente de virus. Para dejar al mundo reluciente de nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espero que no volvamos para atrás, que lo veo muy chungo. Besos.
ResponderEliminarCuando la ficción de la pandemia, hace unos años era un producto del cine, nadie creyó que nunca estaríamos en el contexto de de ese contagio pandémico. Y, ahora cuando el bichito nos ha encerrado, y nos ha puesto al ritual de lavados y desinfecciones, al uso del tapabocas, guantes y distanciamientos en la calle, andamos más desorientados que los viejos relojes de cuerda, dando las horas de Matusalén. UN abrazo, apreciado amigo. Carlos
ResponderEliminares tanto y tan terrible que al vivirlo solo al dia me olvido de tanto dolor porque si lo recuerdo me mataría
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