Voy adquiriendo antigüedad y mis dibujos también. Los más antiguos que conservo, no sé por qué ni para qué -ya que no vale ninguno ni para limpiarme el culo- me trasladan a tiempos pretéritos, cuando yo aún era un iluso y creía en la buena voluntad de las personas. Mis dibujos de aquella época, por tanto, eran tan inocentes como yo. Quizás todavía lo sigo siendo y no me creo que la gente puede actuar de mala fe, llevárselo crudo, joder al prójimo como deporte y vivir disfrazado de perfeccionista siendo un auténtico mendrugo.
El día que deje de dibujar, hacer collages o esculturas dejaré de creer en la gente.
En realidad tengo que reconocer que me gusta la gente. Me gusta la gente íntegra, sincera y que sabe respetar a los demás. Mi arte, aunque pésimo, es arte en estado puro. Como puro es el arte de un niño que dibuja. Posiblemente mi afán por el arte sea mi propio afán en seguir conservando la inocencia y la frescura de mi infancia. Por eso, a pesar de ser consciente de que mi arte es incalificable e indigesto, no por ello quiero dejar de mostrarlo.
Cuando un niño realiza un dibujo va corriendo -sin sentir vergüenza- a mostrarlo a sus papás, a sus abuelos o al primero que pasa por allí. Los dibujos se hacen para mostrarse y para que los demás los contemplen y los juzguen.
La vida es como un dibujo y los dibujos son como la propia vida. A veces más bonitos y otras veces más feos. A veces efímeros y a veces eternos. Si somos personas es porque exhalamos arte, fluye de nosotros con o sin control, si no tan sólo seríamos monos.
Aquí muestro unos dibujos reviejos. ¿A qué son monos?...¿Cuál os gusta más?
Sirven para descubrirte disculpa re-descubrirte como lo que eres un gran artista.
ResponderEliminar1 y 5...entre abstracto y realista... buen uso del color...
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