sábado, 3 de marzo de 2012

Ejemplo de vida



Casi cien años. Se dice pronto. Mi abuela Mercedes los tiene bien puestos. No es capaz de correr los cien metros lisos pero su cerebro está más ágil que algunos con treinta. Esta semana está ingresada en el hospital por una complicación respiratoria; a esas edades un simple resfriado puede derivar en una infección con terribles consecuencias.
Cuando me avisaron casi me da un soponcio. A la mañana siguiente fui al hospital y ella aún dormía con su mascarilla de oxígeno puesta. No pude contener las ganas de besarla y acariciarla como miles de veces ella me besaba y acariciaba a mí de pequeño. Tal arrebato de cariño terminó por despertarla y se alegró mucho de verme allí. Me dijo cuanto me quería y lo malica que había estado, pero enseguida, viéndome afligido, me dió ánimos diciéndome que ya se encontraba mejor y que estaba deseando que le dieran el alta para irse a su casa.
Acto seguido se preocupó de como estaba la señora de la cama de al lado. Su  compañera de habitación tiene ochenta y un años y mi abuela va para noventa y ocho, pero pareciera que fuera al contrario. Le da instrucciones a su cuidadora. A mi abuela le fascina que su vecina de cuarto hablé mientras duerme, y más cuando la cuidadora nos confirmó que ve alucinaciones. Eso a mi abuela siempre le ha encantado. Ella hablaba con una tía suya solterona que murió en nuestra casa, cuando yo era pequeñajo. La pobre era chepada, y después de muerta, venía a visitar a su sobrina muy a menudo. Según mi abuela, a la muerta le gustaba sentarse a los pies de su cama y darle conversación. 
Mi abuela tiene calor. Está destapada sobre la cama y lleva un camisoncito rosa que le sienta muy bien, aunque se le sube para arriba dejando al aire unas piernas menudas que conservan aún, en cierta medida, una piel tersa y brillante.
-Si mi marido me viera así se asustaría -dijo mi abuela Mercedes.
-Y eso por qué, abuelica -le pregunté
-Hijo mío, el pobre se fue al otro mundo sin verme desnuda, y mira como estoy aquí. Y eso que tuve ocho hijos y dos abortos -respondió sonriendo.
-Por cierto, Pepico: ¿Cómo quedó el Barsa este fin de semana? -preguntó ella.
-Ganó, abuela -le respondí.
-¡Qué bien!, pero yo creo que este año no gana la liga, son muchos puntos los que le lleva el Madrid. Lo siento por Guardiola, es tan guapo y tan elegante. ¡No como el del Madrid, que tiene la mala sombra a capazos! -exclamó mi abuela.
Mi padre, al que le gusta mucho hablar, no le deja escuchar a la señora de al lado que ha comenzado a hablar de nuevo mientras duerme.
- ¡Calla, Pepe! A ver lo que dice esta mujer. ¡Hablas más que un sacamuelas!-le recrimina mi abuela a mi padre.
Los intentos de diálogo de la durmiente suenan como susurros o lamentos. No se alcanza a entender absolutamente nada.
-Pobrecita. Esta mujer habrá sufrido mucho -dice mi abuela.
-También padece de terrores nocturnos -responde la cuidadora.
-¡Ay, Dios mío! Pobre mujer- exclama mi abuela.
Yo me despido de mi abuela, sintiéndome, una vez más, afortunado de ser su nieto. Me recordó, antes de marcharme, que el otro día estuvo en su casa un cura, que es muy majo, a darle la comunión y ofrecerle la posibilidad de confesarse, y ella le dijo: Buen hombre, ¿Qué pecados puedo tener yo, si no le he hecho nada malo a nadie en toda mi vida?
En el coche, rumbó al trabajo, no podía de dejar de pensar en lo que representa y representará siempre mi abuela para mí: un ejemplo de vida, de lucha y de equilibrios fundamentados en valores como la humildad, el respeto y la entrega a los demás.
Así es muy difícil pecar. En el fondo, creo que admiro tanto a mi abuela porque mi sueño, mi único y colosal sueño, es llegar a ser como ella: una persona sencilla y honesta. Lástima que nos estemos quedando sin referentes.

2 comentarios:

  1. espectacular en verdad josè maravillosa mujer no descrita en actos si no con profundas y sinceras palabras ojala le muestres este homenaje a ella de seguro le alegrara que la hayas colocado en la tarima del mundo.
    y quizás te estés quedando sin referentes físicos pero como dices en tu escrito ella es el símbolo viviente de un ejemplo sin par pero de seguro que de lo que hablas ella ya lo dejo plasmado en tu corazón y tu alma.

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  2. Que gran mujer es doña Mercedes un ejemplo de vida y sabiduria, para todos aquellos que buscamos una vida basada en la honestidad, sin duda un ejemlo a seguir. Jose eres muy afortunado al tener una abuelita como doña Mercedes, cuanta sabiduria y buenos consejos te habran dado. Es posible que te este quedando sin referentes pero lo que ella plasmado en tu corazón te acompañaran y será una inspiración a seguir. Ojala personas como ella permanescan siempre para el bien que tanto se necesita.

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